miércoles, 13 de mayo de 2015

4º MICORRELATO (IMPERTÉRRITO , ORQUESTAR, ANNESIA)

Durante la estancia de Manuel en la zona afectada por el horror de la guerra  permaneció impertérrito ante las situaciones tan dramática que las personas sufrían, consecuencia de las maniobras que otros orquestaban, pero cuando regresó a su casa con su familia decidió fingir una amnesia de todo aquello que vivió.

martes, 12 de mayo de 2015

3º MICORRELATO

Estaba yo en la marquesina cuando el conductor paró, abrió las puertas y empezó a fanfarronear sobre lo difícil que era conducir el autobús y el incongruente de mí le preguntó si tenia "cohetes"

miércoles, 29 de abril de 2015

2º microrrelato

Iba por un sedero de barro, hollando a posta por si me perdía, cuando en uno de mis fuertes pasos noté el suelo más duro de lo normal, me agaché y vi que había pisado una caja de oro en la que dentro había una sucinta antología de Federico García Lorca.

jueves, 23 de abril de 2015

UN SOL ÍMPROBO

Eran las once y media, ya de camino a mi casa vi a mi vecino salir de un callejón. Su ímproba sonrisa y sus manos ensangrentadas lo delataban. Nada bueno había pasado en aquel lugar, se acercó a mí y me empezó a embaucar con palabras delirantes. Incluso me hizo prometer que no actuaría como un correveidile y que no se lo diría a nadie

jueves, 5 de marzo de 2015


“ERA EL INFIERNO, ME CAÍAN OLAS DE DIEZ METROS Y PENSÉ EN EL FINAL

 
Olas de diez metros rompen contra Mouro y ascienden triplicando la altura del faro. Una estampa bellísima para observarla desde la costa, pero que a ras de agua con un neopreno y unas aletas a escasos diez  metros de la roca, se convierte en lo más parecido a encontrarse en el mismo infierno. Así cuenta su historia el santanderino “Paco Fernández” , que el pasado martes fue arrastrado por el agua, desde la playa de la Madalena hasta Mouro y, según señala, desde allí consiguió llegar hasta la playa de Somo, asegura que fueron casi tres horas de travesía en el que llegaron a golpearle algunas olas de hasta diez metros.
                Ya en la playa de Somo , hasta donde se desplazó una patrullera de la Guardia Civil, fue evacuado por el helicóptero del 112 para su posterior  ingreso en Valdecilla, donde permanece en observación a la espera de que le den el alta.
                Los servicios de emergencia comprobaron que tenía la cara y las manos moradas del frío, estas últimas además muy  hinchadas por los golpes contra el agua. Aún pendiente el alta médica, cerró su descripción del suceso, señalando que “lo que he vivido me ha enseñado que me he salvado gracias a la experiencia, a que conozco muy bien la zona, que llevaba las aletas y no perdí ninguna y no se, la verdad es que además de todo eso no ser porque me salve. Por instinto   . Supongo”

 

Temporal de olas
El santanderino Paco
se metió con temporal
en las aguas del Sardinero
y el mar le echó para atrás.
 
Hasta la isla de Mouro
el agua lo arrastró más
para llevarle hasta Somo
Un día cualquiera más
De las últimas semanas.
Muchas olas con maldad
Golpearon al surfista
Fuertemente  y sin parar.
 Tras tres horas de agonía
Fue llevado al hospital
gracias a un helicóptero  
que avisaron desde el mar.
Debido a todos sus golpes
En observación está
Tenía manos y cara
Moradas del frio mar
También hinchadas tenía
Las manos este galán.
Aún pendiente del alta
El surfista gracias da
Por haber sido salvado
Por los equipos del mar.   

jueves, 20 de noviembre de 2014

EL ANTIGUO ARBOL DE LA ABADIA



El árbol de la abadía, amanecía alegre con aves que abrían sus alas al alba, junto a amapolas que avivaban su alma. Al anochecer el árbol y sus amigos ahuyentaban a los alocados animales, que se acercaban a los alrededores de la abadía. Estos animales, se abastecían de la alacena de los abades, donde había alimentos almacenados. Cuando alcanzaban la alacena, el árbol se agitaba ayudado por las alas de las aves. El aire alcanzaba a los abades y estos, muy astutos, ahuyentaban a los animales con artefactos que los acongojaban. El antiguo árbol de la abadía y sus amigos, se animaban y amanecían alegres.